¿cuán importante considera usted, es la formación y procesamiento de
fondos bibliográfico-documentales? Bien, la
respuesta la dejo en manos de Ricardo
Hernández Otero, Licenciado en español y Literatura. Investigador auxiliar del
Departamento de Literatura. Profesortitular de la Universidad de La Habana, y de Grisel González Albernal, Técnico
en bibliotecología. Auxiliar de investigación del departamento de Literatura y
Lingüística, por medio de su artículo, Formación
y procesamiento de fondos bibliográfico-documentales especializados en el
Departamento de literatura del Instituto de Literatura y Lingüística. Aquí les dejamos un resumen y la posibilidad de descargarlo, esperamos sea de su agrado. ¡Gracias!
El procesamiento permanente de
información actualizada es
una tarea de
vital importancia para
el mejor funcionamiento de cualquier colectivo científico que asuma la
investigación sistemática de sus objetos
específicos de estudio
desde cualesquiera perspectivas,
pues lo dota
de las referencias especializadas básicas para un
óptimo desempeño de su quehacer y para
la obtención de resultados válidos, a la vez que sirve de base para las líneas
y proyectos de investigación perspectivos del propio colectivo y también de la
institución a la que este pertenece. Así, desde poco después de la creación en 1965
del Instituto de
Literatura y Lingüística,
y tomando como
premisa básica de
su quehacer – definida por su
director fundador, el relevante crítico, ensayista y profesor Dr. José Antonio
Portuondo Valdor, cuyo nombre lleva ahora con orgullo la institución– la
necesidad de sentar bases bibliográfico documentales para
el estudio científico
de la lengua
y la literatura
en Cuba como
expresión de la conciencia nacional, su Departamento de
Literatura ha tenido, como una de sus principales tareas para apoyar sus
propios proyectos, y
eventualmente los de
otras instituciones afines
con su línea investigativa fundamental
–la literatura nacional
de Cuba en sus diferentes
períodos, temáticas, géneros,
autores, obras–, la formación y procesamiento de diversos fondos
bibliográfico-documentales especializados en literatura cubana, en un doble
proceso de retroalimentación, que parte a veces de los proyectos en ejecución o
a veces los nutre con sus resultados.
Frutos iniciales de ese quehacer se integraron a las obras colectivas
Diccionario de literatura cubana. Cuadernos de trabajo (dieciséis volúmenes mimeografiados
aparecidos entre 1966 y 1971) y Diccionario de la literatura cubana (terminado
en 1975 y publicado en dos tomos por la Editorial Letras Cubanas en 1980 y
1984). Otros importantes fondos bibliográfico-documentales creados en aquella primera
época de trabajo del Departamento y que alcanzaron publicación, fueron las
exhaustivas compilaciones de la Poesía y las Prosas de José Manuel
Poveda, a cargo de Alberto Rocasolano, o la de las crónicas de Alejo Carpentier
en las revistas Social y Carteles, una selección de las cuales fue incluida
en los dos volúmenes de Crónicas
publicados por la Editorial Arte y Literatura en 1976. En torno al propio quehacer
periodístico de Carpentier se conformaría más adelante, como resultado de los
pesquisajes en la prensa cubana durante la elaboración del Diccionario de la
literatura cubana, el tomo de
Crónicas del regreso,
bajo la responsabilidad de
Salvador Arias. Aún se conservan en los fondos
departamentales copias mecanográficas de
muchas crónicas de
Carpentier salvadas de aquellos
añejos periódicos y
revistas donde aparecieron
originalmente hacia las
décadas de 1920, 1930,
1940. Y una muestra de esa retroalimentación
a que se hacía referencia
antes la brindan
los mismos Carpentier y Arias, pues el fichero del primero es el más completo
y amplio de todos cuantos atesora el Departamento, gracias al trabajo del
segundo para la elaboración del volumen de la serie Valoración múltiple de Casa
de las Américas dedicado a nuestro novelista mayor.
Al parecer, tiempo y espacio van a impedir que se cumplan todos los
puntos prometidos en el resumen. Por
ello, sólo vamos
a recalcar que
resultados principales o
colaterales de numerosos
proyectos investigativos del Departamento en estos primeros cuarenta
años de existencia, han engrosado estos fondos bibliográfico-documentales
especializados y han servido de fuentes
indispensables de consulta para investigaciones colectivas del propio
Departamento, como pudieran ser el
Perfil histórico de las letras
cubanas desde los
orígenes hasta 1898
(publicado en 1983
y Premio Nacional
de Crítica Literaria Mirta
Aguirre), la Historia de la literatura cubana
en tres tomos (dos de ellos ya aparecidos) y Literatura en Cuba (1959-1998): Diccionario bio-bibliográfico de
autores(inédito), ambas galardonadas con los más altos reconocimientos a
resultados investigativos otorgados anualmente en la esfera de las ciencias. Los fondos, asimismo, han sido aprovechados por
otras instituciones y en trabajos investigativos de pre y postgrado, tanto de
estudiantes y especialistas
cubanos como extranjeros.
Vamos a centrarnos entonces, en el fondo denominado Fichero y archivo
sobre literatura cubana, desde su creación en permanente proceso de
enriquecimiento, especialización y actualización hasta hoy, bajo diferentes
concepciones y estructuras organizativas que van optimizando cada vez más su aprovechamiento.
Su formulación como actividad especializada dentro del Departamento se
concretó en 1974, fundamentalmente como una tarea de actualización bio-bibliográfica
para futuras reediciones del Diccionario
de la literatura cubana, entonces en proceso de culminación. En aquel momento
inicial el trabajo consistía en el procesamiento analítico de los artículos
sobre literatura cubana aparecidos en publicaciones periódicas no
especializadas, como Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores, Bohemia, Verde
Olivo, las dos primeras no consideradas entonces por la Biblioteca Nacional
José Martí para sus repertorios anuales de analíticas sobre temas de
humanidades o cultura, lo que daba, y da aún, realce
especial al fondo desde esta perspectiva.
Las analíticas se ordenaban bajo un epígrafe de materia que mayormente era
el nombre del autor tratado. De este modo
comenzó a atesorarse una valiosa información referencial, a la mano (por demás,
pues aparte de confeccionar la ficha, se recortaba el trabajo, se pegaba y
conservaba, debidamente ordenado en un archivo vertical), sobre los escritores que
iban emergiendo en nuestro panorama literario nacional, aunque sin desdeñar
cuanto tuviese que ver, asimismo, con los ya consagrados del presente, y con los
autores, mayores o menores, del pasado. Poco a poco esta labor fue complejizándose
y extendiéndose a las publicaciones culturales, académicas, institucionales, que
dan espacio a temas sobre la literatura cubana en su más amplio espectro, sean
nacionales o extranjeras, e incluso a importantes libros o artículos que pueden
no localizarse siquiera en
el país, pero
de cuya existencia
debe tener conocimiento
el especialista interesado.
Igualmente, con el paso del tiempo, y por reformulaciones conceptuales y
metodológicas
del trabajo en los centros de investigación de la entonces Academia de Ciencias
de Cuba, este quehacer funcionó como un Servicio Científico Técnico, lo que
permitió ampliar sus perfiles y el personal calificado adscrito al mismo, así como
trazar objetivos mayores que
posibilitaron ofrecer resultados
concretos más allá del apoyo a los proyectos departamentales. En esa etapa se
alcanzaron resultados como la Bibliografía de José Antonio Portuondo (1932-1986).
Primera aproximación (edición mimeografiada, 1986) y el libro Dos concursos de la
UNEAC, aún inédito, de Antonia Soler.
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